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Día de trabajoAle, ya me tocó el día de trabajar. Como soy repartidor de una revista mensual, trabajar es algo que viene de improviso, en función de cómo caiga el principio de mes y todo eso. El trabajo es apasionante: coger el coche, ordenar las cajas de revistas por la localización de los suscriptores e ir a cada destino unas veces a pitar a los porteros y otras a soltar cosas por el buzón. Es un trabajo liberal: taco gordo de revistas y un fin de semana para entregarlo tal como quieras.Fuengirola puede llegar a ser un sitio extraño cuando se va en el coche. Por la mañana ví una anciana que hacía la ronda de los contenedores de basura. Era muy bajita y se tenía que poner de puntillas para escarbar en el fondo. Por la tarde ví a otra señora, esta vez bien conjuntada, metiendo también la cabeza en los contenedores. O es una moda, o había perdido algo. Tal vez la gente está peor de la cabeza de lo que pensaba. Se confirma cuando veo a dos chavales jóvenes con bolsas juntando cosas que encuentran por la calle. Un jersey viejo colgaba por una bolsa del Gaybo. Por la tarde me encontré también un hippie. Siempre me han caído simpáticos los hippies. Me pidió tabaco -en inglés, pues era un danés criado en escocia que vivió en australia- y le dije que no tenía, que sólo fumaba en pipa. Se le iluminaron los ojos y sacó una pipa pequeña, negra, como de juguete. Había sido ingeniero eléctrico y reconoció mi acento finés -lo guardo para cuando hablo en inglés-. Por lo visto se había emborrachado con un contingente de finlandeses de las naciones unidas en Chipre, en el 72, cuando por lo visto se montó un pollo tremendo con los turcos. Le comenté que mi padre había estado por allí por aquellos tiempos -ahora recuerdo que un conocido de mi padre escribió un libro semi-humorístico sobre Chipre o Israel a comienzos de los 70- y no sé cómo le dije que estudiaba psicología. Para ser psicólogo -"brurrr", comentó- primero "you have to fuck your head". Completamente de acuerdo: no seré psicólogo. Espero ser algo peor. Le dije que se quedara con lo que me quedaba de tabaco de pipa. Casi se me olvida. Antes de volver ví una especie de exorcismo a puerta abierta en la iglesia escandinava (o nórdica, no recuerdo). Un hombre gritaba con un micrófono en la mano mientras agitaba enfurecido el puño. Ordenaba a Jesús a entrar en un hombre y ordenaba a éste que ordenara a los espíritus de enfermedad a irse. Lo hacía en inglés mientras otro lo doblaba (con una latencia de 0.5/1 segundo) en español, también con micrófono y puño. No sé si el primero era un "artista invitado" o si entre los dos montaban el espectáculo juntos. De fondo, una señora se balanceaba con las manos formando un triángulo y los ojos cerrados. Parecía estar a punto de desmayarse. De los hombres más cercanos a la puerta, uno llevaba una silla de ruedas. Se oía un continuo murmullo, parecido a un cantar ronco. La habitación, grande y blanca, parecía una nave. Otra señora abrió los brazos en cruz. Referencias (TrackBacks)URL de trackback de esta historia http://jkaranka.blogalia.com//trackbacks/12829
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