Una de las grandes preguntas de la filosofía y la psicología es cómo se adquiere el conocimiento. ¿Hay algo en la mente humana, algún conocimiento representado y configurado o es éste un poderoso mecanismo extractor de categorías y relaciones? El planteamiento del problema viene a ser conocer qué hay en la mente al nacer, y cómo se logra el conocimiento de la edad adulta. El problema con el tiempo se ha ido complicando, según la corta visión blanquinegra del innato/aprendido se demuestra equivocada. Ya casi nadie duda que la mente provenga con un buen kit de mecanismos innatos de todo tipo, así que el debate se centra en cómo son estos mecanismos. Por distinguir tres posturas en orden de tabulorasismo tenemos:
- La corteza cerebral viene en blanco. Procesos maduracionales unidos a la experiencia provocan su desarrollo y diferenciación. El "timing" y la relación topográfica de corteza con otras zonas en desarrollo y con las uniones nerviosas a los sentidos producen los módulos específicos y muy automatizados que se observan en la edad adulta.
- La corteza cerebral está diferenciada en módulos en blanco. Cada módulo posee características específicas y una relación con los otros módulos que promueve el desarrollo de una tarea específica. La experiencia con el ambiente lleva la eficacia de la nada al nivel adulto.
- La corteza cerebral está diferenciada en módulos con representaciones innatas. Las neuronas están precableadas entre sí formando procesadores específicos para tareas. Son activados por maduración o ambiente.
Las posturas citadas en primer lugar favorecen que la evolución de las características mentales humanas se debe más que nada a diferencias corticales cuantitativas. En algunos casos a diferencias específicas, pero en conjunto, la diferencia entre un chimpancé y un humano se debería más a que en el último todas las tareas corticales del primero tienen más "espacio" para desarrollarse de manera eficaz (e incluso desarrollar nuevas tareas). Las últimas posturas favorecen la selección natural de módulos específicos. El hombre habría heredado la mayoría de las de sus antecesores directos, pero nuevos módulos con nuevas características lo diferenciarían de aquellos. (Aquí me parecería extraño negar la conciencia a los chimpancés por ejemplo, o darle a ésta una forma modular que podría no estar presente en éstos).
Ninguna de las posturas niega los instintos (de hecho, la primera, más tabularasista, necesitaría de una fuerte guía de los instintos humanos iniciales para la adquisición de la experiencia).